agosto 19, 2013

Mínimos fantasmas: Laberintos



Laberintos


I.
El minotauro perdió la razón al contemplar su habitación bajo los efectos de la psilocibina.

II.
En el centro del laberinto, el héroe Perseo halló un monstruo terrible. Tomó valor y lo mató de un pisotón.

III.
Los hay apasionados de los crucigramas, a ella le encantaban los laberintos. Compraba revistas por montones y los resolvía. Halló una con el laberinto más grande del mundo y sé perdió en él.

IV.
El general pasó cien años en el laberinto de su soledad.

V.
Si conociera la ciudad de México, Dédalo se moriría de envidia.

agosto 07, 2013

Un zoológico secreto - Una araña



Una araña

 
Fui a leer al baño y una sombra se deslizó encima de la página 48, a la altura de las palabras “Café de Flore”. Miré a un lado y descubrí una araña que colgaba con un hilo pegado al techo, junto al foco. Sentí un ligero hormigueo en el cuerpo, esa sensación que se tiene cuando se miran bichos pequeños, como si toda una colonia de ellos caminara bajo la ropa. Como venganza, soplé contra la pequeña criatura, que al verse atacada emprendió la retirada hacia las alturas a toda prisa. La vi recuperar el aliento, arreglar un poco su tela y pasearse tambaleante por el azulejo, siempre a punto de caer. Volví a mi lectura, y de nuevo la pequeña sombra apareció sobre la página 48, “era necesario prolongar el milagro”. La ignoré por un momento, pues quería terminar el párrafo antes de mirar a otro lado. La encontré sobre el lavabo, parecía sorprendida de haber llegado a un lugar húmedo. Repetí mi agresión de antes, y el pequeño monstruo repitió su estrategia de escape. Me sentí nervioso. La sensación de insectos caminando debajo de mi piel era persistente. Me levanté, cerré el libro y lo dejé a un lado. Miré a la araña que trepaba usando su plateada cuerda y me pregunté por qué Spider-Man no lanza su tela por el culo. Un mosquito revoloteaba alrededor de la araña, y yo deseé que fuera capturado, envuelto y devorado. Tomé la escoba atrapé a la inquilina detestable, quien se aferró muy bien a la madera. Di un golpe y la araña comenzó a caminar sobre el piso. La aplasté con la bota.

agosto 01, 2013

Mínimos fantasmas | La cabeza de Johnny



Sebastiaán de Llanos Valdés. Cabeza cortada de Santa Catalina de Alejandría. 1652

Johnny sacó la cabeza y la observó con cariño. Mirarla siempre le causaba placer y tranquilidad. Cuando era niño, le dijo a su mamá: “Mami, te quiero tanto que quiero cortarte la cabeza para llevarla a todas partes”.