diciembre 15, 2009

Instantáneas del F I N del M U N D O (ii)




Fiesta


Fue a una fiesta y bebió un poco. Se sintió mareada y se desvaneció. Ellos trataron de levantarla, pero ella no estaba ahí.


Creative Commons License

Esta obra está bajo una
licencia de Creative Commons.

Resistencia

.



Resistencia
o la anamorfosis
*

Oh just burn down the house!
Burn down the street!
Turn everything red and the dream is complete

—The Cure, Doing the Unstuck

En esta época donde una nueva convicción no reemplaza una vieja, sino más bien la devora y diversifica y se contradice, lo más decente es no buscar guirnaldas ni la bastarda gloria revolucionaria; permanecer en el estricto oficio donde el logro no es ya un reconocimiento general y la flor sino la discusión y la oscuridad del trabajo solitario del que excava tumbas.

Uno se resiste a la hoja en blanco [queremos ensuciarla]. Blanco sobre blanco. ¡Qué sueño! Pero la escritura es siempre negro sobre blanco; oscuridades sobre claridades. Y uno quisiera preservar esa hoja blanca, esa revista blanca, esa literatura blanca sin mancharla de objetos y persecuciones que no nos llevan a ninguna parte. Al finalizar el día, nos vamos a dormir y no podemos tener la seguridad de que nuestras manchas de tinta nos sobreviven durante la noche.

Mallarmeando un poco, hemos creado la anticultura. Desde Nietzsche Dios no es más que una impostura, bien nos dicen. Pero ¿cuál es el modus vivendi de una sociedad atea? Eso todavía está por verse. ¿Cuánto más? Todo está muriéndose pero no hay embarazos. Los sistemas políticos incluidos. Y tampoco parece que un nuevo movimiento de rebeldía de juventud como el Punk de 1966-1967 quiera dar muestras de salir a escena. ¿A qué esperamos? ¿Por qué nos resistimos? ¿Es que no vamos nunca a salir a tomar las calles y levantar la voz? ¿No vamos nunca a pintar la Ciudad de México de Rojo y Negro?

Me resisto siquiera a pensarlo.

Haciendo un poco como Samuel Beckett, llenando el blanco del vacío con voces y silencios que no significan gran cosa... Tenemos un hoyo en el corazón del tamaño de un camión y lo queremos llenar con basura, con agua, con amor, con una cogida de una noche, con flores o con el absurdo reflejo de la vida que está en otra parte. “El tiempo se llenaba con el silencio y el habla” (Martha Robles: 103). Y al final agua, nada de llamas. ¿Es esto todo lo que podemos tener? ¿Es esto todo?

Me resisto siquiera a pensarlo.

Como me resisto a llevar a cabo un formalismo chucho como la versificación académica tan g[u/a]stada por los latinos de la bota europea. Como me resisto a dejar de tocar una y otra vez el “the Eraser” de Tom con H Yorke. Como me resisto a comprar un teléfono móvil nuevo con la vana esperanza de encontrar mi viejo celular (porque una vana esperanza aunque vana es esperanza). Como me resisto a llevar una línea estándar, establecida por los sagrados cánones de la creación escritural, una prosa clara, directa o no tanto, pero no tan poco, un discurso coherente y bien estructurado. Y es que en mis laberintos creáticos plagados de fantasmas, en las cámaras secretas de nuestro corazón y de nuestro cerebro, no tengo nada realmente importante que decir. No soy un Artaud, ni un Montesquieu, ni un Maquiavelo, ni un Bukowski, ni un Verlaine. Es más, ni siquiera soy un maldito Cortázar como para que alguien pague el precio de impresión de estas hojas que debieron quizá quedarse en blanco sobre blanco {de no ser por la dolorosa resistencia a quedarse uno calladito en un rincón viendo cómo la vida de los demás se desdobla de las formas más interesantes} Y aunque ni soporto ni respeto a Cortázar, a veces me ciegan “unos celos furiosos e imposibles de vengar, la continuidad de un dolor sin esperanza” (Stendhal: 542), y me resisto a callar más. Pero... o en el fondo vencí esa negativa o en el fondo sólo soy un condenado escritor más, que se vanagloria de sí mismo en esta gloria vana y banal ante la que sucumbe incluso el verdadero genio, mas una vana gloria aunque vana es gloria. ¿Y por qué no voy yo a festejar mis propios logros {decidirme a continuar algo comenzado, algo apenas esbozado en un papel, es para mí un logro} usando mis propias palabras? ¿Por qué no va René Avilés Fabila a ponerle su nombre a su fundación? ¿Acaso Nietzsche pensaba que era estúpido?

Quizá sea que te cansaste de primero cantarle a la luna. Quizá sea que te cansaste de después implorar su atención. Y quizá sea que te cansaste de también mirarte a los ojos. Y ahora sólo como entonces esperas caer solo sin siquiera saber dónde. Podemos vender o dejar que se roben nuestros votos, nuestros países, nuestros grupos de rock, nuestros escritores, nuestras libertades y nuestros ratos de ocio. O podemos no dejar que eso pase. Podemos dejarnos morir y matar, lo cual es tan pero taaaaaaaaaaaan placentero, sobre todo en compañía de un buen disco del buen Tom Waits, del buen Lou Reed, del buen Iggy Pop, del buen Nick Cave, del buen Rozz Williams o del buen Joy Division. Pero también podemos o no resistir. Hallar una cura. Hasta Kafka lo hacía, o lo intentaba. ¡Pero su madre! Siempre las madres.



Ha llegado el tiempo de los asesinos;
hay que ser absolutamente modernos.
Hoy no necesitas despertar convertido
en un repugnante insecto para que la
sociedad te trate como a un insecto.





Bibliografía básica recomendada en eterno crecimiento (vuelva pronto) para reconocer un absurdo que se resiste a ser comprendido (me resisto a poner la letra A por encima del resto):


Stéphane Mallarmé. Poesía completa. Barcelona, Ediciones 29. 1979.
Stéphane Mallarmé. Variaciones sobre un tema. México, Verdehalago. 1998.
Martha Robles. La ley del padre. México, FCE. 1998.
Antonin Artaud. Cartas desde Rodez 1. Madrid, Editorial Fundamentos. 1981.
Samuel Beckett. Three plays. New York, Black Sparrow. 1989.
Arthur Rimbaud. Poesía selecta. Ciudad de México, Ediciones Coyoacán. 1999.
Milan Kundera. La vida está en otra parte. México, Seix Barral. 2002.
Stendhal {Henry Beyle}. Rojo y negro. España. Editorial Planeta. 2001.
Charles Bukowski. El mundo visto desde la ventana de un 3er piso. México, Letras Vivas. 2005.
Patrick Waldberg. Dadá la función del rechazo. El surrealismo la búsqueda del punto supremo. México, FCE, 2004.




Epílogo mágico musical:

[A]Poema o blanco sobre blanco
Las flores de la tumba florecerán
Con relatos novedosos de serenidad fortuita
Y la fábrica de ilusiones
Va a existir siempre
Como una alma activa
Del reino
De los ídolos anamórficos
Que yacen soñando aquí con sus trajes nuevos
Escucharemos acertijos de oraciones
llamando
Las escenas de pintura de labios que acechan
Y el muchacho abrazado de un dios flexible
Y muchachas bonitas gritando
Los perdidos y los encontrados
Se acostarán con sus amores estáticos
Limpiando el corazón del eco
Hacia un paraíso privado de sueños
En un aire que se derrumba



Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.