abril 25, 2007

Sentidos


Giovanni Battista Manerius 

Olfato

Todo comenzó en el microbús. Unos aromas a sándalo alcoholizado y rosas secas llegaron a mi nariz. Los aspiré y fue como una corriente eléctrica. Durante una fracción de segundo viví horas de éxtasis y sensualidad.
Vista

Miré a mi derecha. Era ella una mujer de exquisita belleza. Le calculé unos treinta y cinco años. Tenía el cabello amarrado por el lado izquierdo de su rostro, lo que me impedía verla con detenimiento.
Oído

¿Vamos? Me dijo. Su voz era delicada y cristalina, y ligera como aire de noche.
Tacto

La habitación de luces rojas era fría. La blanca cama era suave. Mis manos rasposas como lijas para madera se posaron sobre sus senos, palpando unos pezones duros que iban en aumento, y recorrieron cada poro de su carne, hasta llegar a su nuca de curvas intrínsecas. Con la lengua la ceñí hasta dejarle mi sello.
Gusto

La sangre había dejado de brotar hacía un rato. Bebí una copa, fresca y tibia. La parrilla ya estaba lista; incluso el pan ya estaba cortado.


Creative Commons License

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios: